Si queremos cambiar nuestros hábitos alimentarios, debemos aplicar las mismas claves y el primer paso es saber qué es importante para nosotros.
Cuando nos comprometemos verdaderamente a algo, ponemos en acción todo nuestro potencial en la dirección adecuada. Estamos motivados por algo que nos impulsa a afrontar el reto, a perseverar, a transformar la debilidad en fortaleza. Estas son las claves del éxito.
¿Por qué hacemos las cosas que hacemos? ¿Qué valor le damos a nuestros propósitos? ¿Qué valor nos damos a nosotros mismos? ¿Qué importancia le damos a la alimentación y al cuidado personal? Estas son algunas de las preguntas que puedes empezar a plantearte.
Las respuestas te van a conectar con tu motivación intrínseca (la que nace del interior de uno mismo) es el auténtico motor del cambio. Aparece cuando desarrollamos en nosotros un verdadero interés por conseguir una meta, cuando vemos y sentimos su conveniencia. Es en ese estado interior en el que afrontaremos los retos, perseverando incluso cuando aparezcan dificultades.
Este es el ejercicio inicial y esencial en un proceso de coaching nutricional. Para tener éxito con un cambio dietético, es fundamental trabajar la introspección y el conocimiento de uno mismo. Esto nos permite:
- Descubrir el valor y el sentido del objetivo, esencial para poner en marcha el motor del cambio y alimentar todo el proceso de cambio de hábitos.
- Detectar nuestros puntos fuertes y débiles, descubriendo los aspectos en los que sí somos capaces de comprometernos para ir escalando a medida que ganamos fortalezas.
- Ganar autoconfianza para mejorar el autocontrol, la motivación y la perseverancia.
- Reconocer nuestros esquemas de pensamiento (creencias), para evitar aquellos que bloquean los avances y potenciar los que nos impulsan. Es muy importante lo que nos decimos a nosotros mismos, consciente e inconscientemente, ya que tendrá repercusión sobre lo que sentimos y lo que finalmente hacemos.
- Mejorar los marcos de realidad que facilitan el cambio. Lo que vivimos en el pasado no tiene porqué condicionar el futuro, podemos decidir a qué prestar atención, modificar el sentido que tienen las cosas para uno mismo, trabajar en el paso a la acción, ser capaces de cambiar el modo de pensar, transformar los fracasos en aprendizaje y resultados.
- Gestionar las emociones limitantes. La herramienta necesaria para el autocontrol y el salvoconducto para todo el proceso de cambio. Las emociones están ligadas a nuestro pensamiento por lo que tratar de evitarlas o resistirse a ellas es una pérdida de energía y tiempo. Necesitamos saber reconocerlas para poder aceptarlas y entonces, canalizarla
A través de los ejercicios y dinámicas que se emplean en coaching nutricional, ponemos atención no solo a los aspectos nutricionales, sino que guiamos al paciente hacia su objetivo marcando etapas y enfocándonos en el trabajo interior que le va a permitir conseguirlo.
El sistema clásico en el que el profesional ofrece la dieta y el paciente trata de llevarla lo más exactamente posible, sin tener en cuenta las particularidades de quien hace la dieta, tiene un elevado número de abandonos y recaídas, o bien, el esfuerzo no se ve compensado en el tiempo porque no se han estructurado las bases para adoptar un nuevo estilo de alimentación.
El coaching nutricional se orienta hacia los cambios del paciente hacia como se alimenta y se relaciona con la comida. Apuesta por un sistema de trabajo en el que se fomentan la automatización y el cambio interior. Consiguiendo la coherencia interna (pensamientos, valores, recursos, sentido y valía) se consigue el cambio externo (nueva conducta con la comida). El paciente es capaz de elegir los cambios dietéticos a los que se puede comprometer, gana el autocontrol y la autonomía suficientes como para responsabilizarse de su forma de alimentarse, desarrolla capacidades para superar los obstáculos, manteniendo la motivación por el proceso y por la meta.
Taller » Las 7 claves para que tu dieta sea un éxito»
22 de junio de 2019
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